Una corriente de pensamiento que se ha promovido mucho de buen tiempo atrás, es que debemos prescindir de la fe, que es un estorbo, y que podemos y debemos bastarnos por nosotros mismos. Podemos encontrar innumerables libros y cursos de mejora personal en los que veremos valiosos consejos para ser positivos y proactivos, alcanzar nuestras metas, realizar nuestras vidas y, en última instancia, ser felices. También podemos ver películas y programas de televisión inspiradores y motivadores, con los que nos sentiremos reanimados y con nuevos bríos. Lo más común es que en los mensajes transmitidos en todo esto, se nos diga que si aprovechamos bien nuestros talentos, podremos lograr nuestros objetivos y que "el cielo es el límite", y que no se mencione que podemos y debemos confiar en Dios. Veamos porqué esta omisión no es ninguna cosa menor en absoluto.
Las lecciones del Titanic
El pasado 15 de Abril se cumplieron 100 años del hundimiento del "RMS (Royal Mail Ship) Titanic". Es por demás conocida la historia de este gran trasatlántico inglés que en su viaje inaugural chocó con un 'iceberg', se hundió y perecieron 1,514 personas.
Dentro de esa historia, sabemos también que sus propietarios, la White Star Line, lo consideraban "inundible". Habían ideado un ingenioso sistema de compartimentos que funcionaban de tal manera que si había una entrada de agua por alguno de ellos, podían aislarse de los demás con compuertas herméticas, de manera de que se limitara bastante el daño en cualquier parte del barco, y éste mantuviera a salvo a prácticamente todos sus pasajeros y tripulantes.
Por esa razón, el barco no estaba equipado con los suficientes botes salvavidas, pues los veían como innecesarios para un barco inundible que además perjudicaban su estética. Así mismo, el capitán ignoró las advertencias sobre los 'icebergs' que recibieron de otros barcos y mantuvo una velocidad imprudentemente alta en las aguas en las que chocó con el 'iceberg'.
El resultado ha sido una de las peores tragedias marítimas en tiempos de paz.
En este caso tenemos un gran logro de la capacidad humana en el que la ingeniería contemplaba un sistema bastante bueno para evitar que el barco se hundiera. Lo anterior, aunado a una tripulación experimentada, parecía más que suficiente para descartar que ocurriera una tragedia. Pero eso fue precisamente lo que ocurrió.
Aquí vemos claramente manifestado el pecado de la soberbia al haber pensado en la grandeza y suficiencia del poder económico e intelectual de los creadores del Titanic. Antes del quebranto está la soberbia, y antes de la caída, la altivez de espíritu. Proverbios 16.18 RV95 ¿Acaso es malo sentirse complacido y satisfecho con los logros alcanzados, sobre todo si son tan evidentes? No necesariamente, la satisfacción del logro cumplido es sana y podemos gozarnos en ella. Pero aunque ... No hay cosa mejor para el hombre que comer y beber, y gozar del fruto de su trabajo. Eclesiastés 2.24a RV95 Nunca debe faltar la humildad de reconocer que siempre, y a pesar de todo, dependemos de Dios. La soberbia del hombre le acarrea humillación, pero al humilde de espíritu lo sustenta la honra. Proverbios 29.23 RV95 Y ... «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes». 1a Pedro 5.5b RV95
Sobre esta tragedia, así como sobre muchos eventos similares, hay quienes creen que fue un castigo de Dios. Así pues, para darnos una lección contra la soberbia, piensan que Dios dispuso que un enorme 'iceberg' se interpusiera en la ruta del Titanic para que éste se hundiera. Pero aunque Dios, en su soberanía, puede decidir intervenir directamente para que paguemos las consecuencias de nuestros pecados, en su orden de las cosas, generalmente éstos acarrean sus consecuencias en forma inevitable. En este caso, esta tragedia fue el resultado de que la tripulación navegó a una velocidad desaconsejable en unas aguas en las que no era inusual encontrar una gran cantidad de témpanos de hielo y los consecuentes 'icebergs'; que la tripulación ignoró advertencias que les hubieran hecho decidir cambiar de ruta o navegar más lentamente; que no se hubiera contado con los suficientes botes salvavidas; y que todo esto no hubiera sido producto de considerar que la construcción del barco y el sistema de múltiples compartimentos aislables, el cual era indudablemente un gran avance de la ingeniería e incrementaba muy bien la seguridad del barco, no eran ni a prueba de todo ni perfectos. Los sabios heredan la honra, pero los necios cargan con su ignominia. Proverbios 3.35 RV95
Los imponderables
De todos modos, aunque se hubieran tomado decisiones acertadas en reconocer la vulnerabilidad de la embarcación al no ser "inundible", que se hubiera equipado con suficientes botes salvavidas, que se hubieran atendido las advertencias recibidas y se hubiera cambiado la ruta o por lo menos reducir la velocidad a una menos riesgosa, siempre hay imponderables (aunque los "hubieras" sí existieran). De Jehová son los pasos del hombre; ¿Cómo, pues, entenderá el hombre su camino? Proverbios 20.24 RV60
Hay una serie en el Discovery Channel que lleva varias temporadas que se llama "'Mayday' Catástrofes Aéreas", en la que se expone cómo han ocurrido una gran cantidad de accidentes de aviones, muchos de ellos fatales con grandes pérdidas humanas, y provocados por causas que pueden ser tontas, absurdas y aparentemente nimias. Se ha mostrado como errores de diseño, fallas de mantenimiento como algún tornillo o perno flojo, omisiones en el entrenamiento como un manejo algo brusco de algunos controles, una situación de enojo entre los tripulantes, descuidos de los controladores aéreos, etc., muchos de ellos aparentemente pequeños y que normalmente no debieran pasar a mayores, desencadenan tragedias.
Los círculos de influencia y preocupación
Un libro que me gustó hace ya algunos años, es el de "Los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva" de Stephen Covey. En ese libro se habla de 2 círculos: El primero es el que encierra todas las cosas sobre las que podemos influir para lograr nuestros objetivos. Y el segundo es el que contiene las cosas sobre las que nos preocupamos pero que no tenemos influencia o ésta es demasiado poca.
Así pues, hay cosas que podemos lograr a través de nuestro esfuerzo y talento para ganar nuestro sustento, obtener una satisfacción, hacer algo bueno, etc. Pero hay otras cosas sobre la que no podemos hacer nada o, en el mejor de los casos, tenemos una gran incertidumbre sobre los resultados. Hay que ocuparnos en el primer círculo y no en el segundo. Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal. Mateo 6.34 RV60
Dependiendo de las capacidades de cada uno, ya sea la auto-estima, la salud, las habilidades, los conocimientos, los contactos, la capacidad económica, el entorno, etc., podremos tener una idea de lo que podemos lograr. Y hay otras cosas sobre las que nuestra influencia va de poca o incierta, a nula, como las decisiones de otra personas, las decisiones de una institución o corporación, la política nacional o mundial, el clima, los desastres naturales, los accidentes o la muerte. ¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida? Mateo 6.27 NVI
En quien confiar
¿Qué hacer pues con el círculo de la preocupación? Aunque sabemos que el angustiarnos no nos lleva a nada, no podemos evitar tener falta de paz. Nos vemos pues en la necesidad de buscar quien nos ayude en esos terrenos inciertos. Si nosotros mismos no podemos controlar todo, nadie, por muy poderoso que sea, lo podrá tampoco. Es mejor refugiarse en el Señor que confiar en el hombre. Es mejor refugiarse en el Señor que fiarse de los poderosos. Salmos 118.8-9 NVI Podemos acudir a amuletos, talismanes de 'Feng Shui' o a una infinidad de filosofías o doctrinas equivocadas. Pero todo eso sólo nos dará la ilusión de seguridad en el mejor de los casos, pues no sólo son falsas, sino que nos alejarán de la única fe verdadera (ver entradas Relativismo espiritual o verdad absoluta y Qué dice la Biblia sobre el ocultismo y el esoterismo).
En vez de preocuparnos, debemos confiar en Él, quien nos dijo: »La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo. Juan 14.27 RV95 Y que ... Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Salmos 23.4 RV95
Pero incluso en nuestro círculo de influencia, aunque debemos aprovechar al máximo los talentos que Dios nos dio, llámense físicos, mentales, económicos, etc.; al final, dependemos de Él en cada segundo de nuestras vidas, por lo que el gozo que podamos tener por nuestros logros, siempre debe estar acompañado por la humildad de reconocer que al final del día, todo dependerá y se lo deberemos a Él. Porque los ojos de Dios están sobre los caminos del hombre, y ve todos sus pasos. Job 34.21 RV95
¿Qué si las cosas no son propicias? En el día del bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él. Eclesiastés 7.14 RV60 Esto puede ser porque así lo dispuso Él y aún así debemos reconocerlo como nuestro Señor, pues con Él todo puede ayudarnos para bien. Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados ... Romanos 8.28 RV95 O puede deberse a pecados o errores nuestros, al mundo tan imperfecto e injusto en el que vivimos, o incluso a Satán. El punto no es quitarnos la responsabilidad de nuestras vidas y encontrar culpables, sino reconocer que aunque debamos asumirnos como los principales responsables de nosotros mismos, siempre debemos darle su lugar a Él. En segundo lugar, pero también importante, también debemos reconocer las contribuciones de otras personas en nuestra vida (familia, amigos, compañeros, competidores, adversarios y hasta enemigos).
Como última reflexión: Es un hecho demasiado obvio que no todo esté en nuestras manos pues, por mucho que nos creamos, no somos los amos del universo. Pero sí unos seres que Dios quiere adoptar como hijos, y que por lo tanto, quiere que confiemos en Él como nuestro padre, ... pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!». Romanos 8.15 RV95
No andemos solos. Su amigo el Biblioguero.
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