domingo, 22 de mayo de 2011

El rechazo a lo religioso - Parte 3

No me gusta que me juzguen

Continuando con nuestra serie "El rechazo a lo religioso" (ver entrada El rechazo a lo religioso - Parte 2), veremos que la perspectiva de ser calificado, juzgado o, peor aún, sentenciado no parece ser muy bienvenida para muchos.  Aunque, por otro lado, también muchos tenemos sed de justicia cuando nos sentimos perjudicados injustificadamente (valga la redundancia).

En muchas religiones, y concretamente en el cristianismo existe el principio fundamental de la justicia, entendiendo ésta como el estado correcto de las cosas según un orden entre ellas.  El orden ideal es el creado por Dios.  ¿Qué nos parece cuando nos cobran lo equivalente a 60 litros de gasolina y nos escamotean unos de menos?  Más bien, tendrás pesas y medidas precisas y justas, para que vivas mucho tiempo en la tierra que te da el Señor tu Dios, Deuteronomio 25.15 NVI  Y esto se aplica también a como vivimos:  ¡Que Dios me pese en la balanza de la justicia y reconocerá mi integridad! Job 31.6 RV95

El mundo físico es sólo un reflejo del mundo espiritual.  Ahora vemos de manera indirecta y velada, como en un espejo; pero entonces veremos cara a cara. 2a Corintios 13.12 NVI  Así como hay estándares y leyes como las de Newton en el mundo físico, también los hay en el mundo espiritual, contra los cuales se nos compara como un peso en una balanza.  El estándar o modelo a seguir es Dios mismo.  Queridos hijos, que nadie los engañe. El que practica la justicia es justo, así como Él es justo. 1a Juan 3.7 NVI

En una recomendación de Pablo vemos entre qué cosas se equipara lo justo.  Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Filipenses 4.8 NVI  ¿Cómo conocemos más sobre lo justo?  Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, 2a Timoteo 3.16 NVI


Siguiendo con la línea con la que empezamos, podemos entender que no nos guste ser juzgados por los demás.  »No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes. Porque tal como juzguen se les juzgará, y con la medida que midan a otros, se les medirá a ustedes. Mateo 7.1-2 NVI  Esa es una advertencia por la siguiente razón:  Por eso eres inexcusable, hombre, tú que juzgas, quienquiera que seas, porque al juzgar a otro, te condenas a ti mismo, pues tú, que juzgas, haces lo mismo. Romanos 2.1 RV95  Así mismo, es demasiado frecuente hacerlo a la ligera.  No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio. Juan 7.24 RV95  Lo cual quiere decir que hay una forma correcta de emitir juicios.  «Así dice el Señor Todopoderoso:  «"Juzguen con verdadera justicia; muestren amor y compasión los unos por los otros. Zacarías 7.9 NVI


Sin embargo, hay un juicio que sólo le corresponde a Dios.  Uno solo es el dador de la Ley, que puede salvar y condenar; pero tú, ¿quién eres para que juzgues a otro? Santiago 4.12 RV95  Partiendo de eso, hay muchos que les disgusta sobremanera la idea de un Dios que juzgue.  Y esta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. Juan 3.19-20 RV95  La oscuridad que oculta nuestras obras malas de los demás no las oculta de Dios; la Escritura nos da luz para iluminar nuestra vida y exponer esas obras e instruirnos en el plan que tiene con Jesucristo para que seamos "tenidos por dignos del reino de Dios" (2a Tesalonicenses 1.5 RV95).


¿Qué el juicio nos trae un sentimiento de culpabilidad?  Se dice ahora que:  ¡Nunca sienta uno algo tan feo!  Así como el dolor es desagradable pero nos es útil para percatarnos de algo peligroso como acercarnos al fuego, la culpa también lo es si nos muestra la falta de justicia en nosotros, hacemos lo que Dios dispone para ello y así no nos quedamos sintiéndola constantemente.  El efecto de la justicia será la paz y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre. Isaías 32.17 RV95

continuará en Parte 4 (ver entrada El rechazo a lo religioso - Parte 4)

Los saluda como siempre su amigo el Biblioguero.

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