domingo, 7 de agosto de 2011

El Plan de Salvación - ¿Pero de qué?


En diversas entradas he invitado a mis lectores a que conozcan sus Biblias, que las lean en serio, y que reflexionen sobre lo que leyeron para que, como objetivo último, lo vivan.  Para los que nunca lo han hecho, les sugiero que lean mi entrada:  Recomendaciones para empezar a leer la Biblia.

En mis entradas de este 'blog' he mencionado que la Biblia es un medio de comunicación de Dios con nosotros, y debo agregar y enfatizar que uno fundamental.  En la Biblia se relata la relación de la humanidad con Dios, cómo empezó y se rompió (ver mi entrada:  ¿Cuál fue el famoso Pecado Original?), pero sobre todo, nos habla sobre su propósito de restaurar esa relación para vivir eternamente y plenamente con Él.

Así pues, este 'blog' no puede estar completo sin hablar sobre el plan para eso, muy conocido como Plan de Salvación, sobre el cual gira esta fe que profesamos y que llamamos Cristianismo, y cuyo fundamento está en esa Biblia a la que invito a leer.

El PLAN DE SALVACIÓN

El Plan de Salvación es una forma popular de explicar nuestra fe pero no está expuesto tal cual en la Biblia; sin embargo, debe estar plenamente basado en ella pues esto es imprescindible para la exposición de cualquier doctrina, y aún más para ésta que es la más importante.  Así pues, veamos este plan expuesto bíblicamente describiéndolo en los siguientes puntos:

1. Dios nos ama y quiere lo mejor para nosotros


Nosotros fuimos la culminación de su creación en el mundo haciéndonos a su imagen y semejanza (cf. Génesis 1.26).  Creó un mundo en el que tuvimos todo lo que necesitábamos en abundancia y que era "bueno en gran manera" (cf. Génesis 1.31 RV60, ver entradas Creación o Evolución - Parte 1 y Creación o Evolución - Parte 3).  Aún ahora, a pesar del daño que le hemos hecho al planeta, continúa impresionándonos por su riqueza y belleza.  Él quiere lo mejor para nosotros.  Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. Jeremías 29.11 NVI  Pero entenderemos mucho más sobre este gran amor de Dios por nosotros en el punto 3 (ver siguiente entrada).

2. El pecado nos separa de Dios


Repasemos el significado de la palabra "pecado" en el griego original del Nuevo Testamento, αμαρτια - 'jamartia', que significa "errar el blanco", entendiendo esto como hacer cualquier cosa menos lo correcto.  En otras palabras, hacer cualquier otra cosa que no sea la voluntad de Dios, que viene a ser "el blanco".  Hay veces que podemos estar cerca del "blanco", ¡pero hay muchas veces que no le damos ni al tablero!

Hablando de pecado, empecemos por cómo cumplimos los principales mandamientos. —"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente" —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste: "Ama a tu prójimo como a ti mismo." De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas. Mateo 22.37-40 NVI  Veremos que es claro que dejados en nuestra condición humana estos mandamientos son imposibles de cumplir.

A quien amamos la mayor parte del tiempo como Dios demanda es a nosotros mismos; somos por naturaleza egoístas.  Si nos guiáramos por las letras de muchas canciones románticas, podríamos decir que tal amor lo dedicamos a quienes estemos enamorados, pero la realidad es que en la gran mayoría de las veces en el fondo se trataría de obsesiones sobre personas porque satisfacen nuestras pasiones o necesidades emocionales, no del amor superior, como lo veremos adelante (por algo las relaciones son tan vulnerables y ahora más que nunca).


Respecto a amar al prójimo como a nosotros mismos, es completamente absurdo que lo podamos hacer.  Aclaro que en griego la palabra castellana "amar" tiene 3 equivalentes:  'Eros' que es un amor que viene de los sentidos, estético, sensual o erótico, lo aplicamos a lo que nos gusta; 'fileo' que viene de las emociones, lo aplicamos a los amigos, a la familia o a los hijos; 'agapao' que es el tipo superior, el de sincero interés, el que quiere lo mejor para los demás, incluso para los que no nos gusten o simpaticen, el que podríamos tener aún por los enemigos (cf. Mateo 5.44).  Aclaremos también que "prójimo" se refiere a "el próximo", o sea, prácticamente cualquiera.  Partiendo de este amor, es evidente que podemos ser capaces de tener cierto interés, mayor o menor, por algunas personas cercanas o incluso a la gente en general, pero el grado de hacer equivalente y extensivo el interés que tenemos por nosotros mismos a los demás está completamente fuera de órbita para nosotros.  Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 1a Juan 4.20 RV60

Si continuáramos con los demás mandamientos, como no robar, no mentir, no codiciar, no matar, etc. (cf. Éxodo 20.12-17), volvemos a darnos cuenta de nuestro pecado.  En el llamado Sermón del Monte, Jesús establece un estándar aún mas alto para el cumplimiento de tales mandamientos.  Ustedes han oído que se dijo: "No cometas adulterio." Pero yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia ya ha cometido adulterio con ella en el corazón. Mateo 5.27-28 NVI  Y es que tenemos mucho pecado en nuestro corazón que no llegamos a ejecutar solo por falta de oportunidad.  Por ejemplo, sin duda abundan quienes teniendo la seguridad de no meterse en ningún tipo de problema (criminal, de infidelidad, etc.), tendría relaciones sexuales con quien les excitara, algunos incluso violentamente.  Lo mismo podría aplicarse a robar.  En cuanto a matar, podemos hacerlo sin llegar a cometer un homicidio, simplemente destruyendo su reputación ante otras personas (cf. Mateo 5.21-22), ya sea con toda la mala fe, o con un simple chisme.  Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa! Santiago 3.5 NVI

Así pues, en nuestras vidas cometemos un sinnúmero de pecados contra un montón de gente que ni sabemos quien es, contra las personas cercanas a nosotros, incluso contra nosotros mismos, pero sobre todo contra Dios.  El resultado individual, cada uno lo sabemos en nuestras respectivas vidas.  El resultado global es el de un mundo que a pesar de sus portentosos avances científicos y tecnológicos, se deteriora a pasos agigantados económica, ecológica y, más que nada, moralmente.


"OK, OK, podemos decir, por supuesto que he pecado en mi vida, pero no soy ni un asesino ni un narcotraficante, ni un terrorista, ni nada por el estilo, en realidad no soy tan malo".  Pero la realidad es que podemos ser muy consecuentes con nosotros mismos.  A cada uno le parece correcto su proceder, pero el Señor juzga los motivos. Proverbios 16.2 NVI  Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, Hebreos 9.27 RV60  También Enoc, el séptimo patriarca a partir de Adán, profetizó acerca de ellos: «Miren, el Señor viene con millares y millares de sus ángeles para someter a juicio a todos y para reprender a todos los pecadores impíos por todas las malas obras que han cometido, y por todas las injurias que han proferido contra él.» Judas 14-15 NVI


Podemos creer que nuestras buenas obras nos alcanzarán para nivelar las malas.  Hay quienes se creen muy puros, pero no se han purificado de su impureza. Proverbios 30.12 NVI  Él les dijo: «Ustedes se hacen los buenos ante la gente, pero Dios conoce sus corazones. Dense cuenta de que aquello que la gente tiene en gran estima es detestable delante de Dios. Lucas 16.15 NVI  Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueses frío o caliente! Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Apocalipsis 3.15-16 RV60  Además, nadie estamos exentos.  Como está escrito: No hay justo, ni aún uno; Romanos 3.10 RV60  ... por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, Romanos 3.23 RV60  Pues "Ninguno hay bueno sino uno: Dios." Mateo 19.7b RV60

¿Acaso esto es increíble en un mundo en el que se valora más a la gente por lo que tiene o como se ve; que la mayor parte del tiempo sólo vemos por nosotros, aún implicando eso pasar por encima de los demás; que desde niños nos fascina la violencia y la muerte; que nuestras máximas aspiraciones tienden al materialismo y que, sobre todo, Dios está mayormente ausente de nuestras vidas?

Dios odia al pecado.  Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad según la verdad y lo conducente a la paz en vuestras puertas. Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis el juramento falso; porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová. Zacarías 8.16-17 RV60  Y "la paga del pecado es muerte" (Romanos 6.23, RV60).  De esta manera, no podemos tener parte con Él en la vida eterna que nos ofrece.  ¿Cuál sería entonces nuestro lugar?


Podemos disertar sobre el infierno, el cual es un tema muy escabroso, pero por ahora, prefiero hacerlo muy poco.  Por un lado tenemos la imagen del fuego y el sufrimiento:  ... y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Mateo 13.42 RV60  Por otro lado tenemos que el castigo será proporcional, tal como esperaríamos de la perfecta justicia de Dios:  ... Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. Apocalipsis 20.12 RV60  Y que este no es eterno:  Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno. Mateo 10.28 RV60

Hay quienes creen que el castigo en el infierno es eterno pero, además de que esto se antoja demasiado desproporcionado, se nos dice muy claramente que "la paga del pecado es muerte" (Romanos 6.23 RV95), lo que significa que el resultado final es la mencionada destrucción del alma y el cuerpo (cf. Mateo 10.28 RV60), la cual es la "muerte segunda" (cf. Apocalipsis 21.8 RV60).  En el otro extremo, también hay los que no creen en un castigo eterno, ya sea pensando que Dios perdona todo a todos, o que simplemente cesamos de existir al morir, después de hacer y deshacer como se nos pegue en gana durante nuestras vidas, lo cual es contrario a lo que encontramos en la Biblia y que tampoco suena muy justo, ¿o sí?  Así pues, en todo caso es claro que la perspectiva no es nada buena.  Más bien, es tremendamente mala.

Podemos reaccionar como a quienes les predicó Pedro.  Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? Hechos 2.37 RV60  Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; Hechos 8.22 RV60

El camino comienza por ahí y podemos superar el "quizás" y tener plena certidumbre.  Por ahora amigos, por favor disculpen el suspenso y para no alargar más esta entrada, los espero en la próxima.

Los saluda como siempre su amigo el Biblioguero.

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